"El Perú del Bicentenario requiere continuar apostando por una reactivación económica verde con un sentido de urgencia"

27 de Julio de 2021

Gabriel Quijandría, Foto: Ministerio del Ambiente

La pandemia ha golpeado seriamente a nuestro país y se espera que el cambio climático tenga un impacto aún más devastador. En ese sentido, ¿cómo el Perú está trabajando para que la recuperación sea verde?

Los países enfrentan grandes retos debido a la COVID-19. Sin embargo, el cambio climático sigue siendo el mayor desafío a largo plazo. En ese sentido, el trabajo en el logro de Nuestro Desafío Climático o NDC contribuirá a la transición hacia un camino verde más resiliente, que estimule el crecimiento económico y la creación de empleo, al mismo tiempo que se alinea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

El Perú cuenta con 154 medidas identificadas para el logro de sus NDC. De estas, 92 corresponden a medidas de adaptación en las áreas temáticas priorizadas de agua; agricultura; bosques; pesca y acuicultura; y salud. Adicionalmente, en el marco de la actualización de las NDC presentadas el 2020 se han añadido las áreas temáticas priorizadas de turismo y transporte. En tanto, las medidas de mitigación comprenden 62 acciones en los sectores de energía (combustión estacionaria y móvil); procesos industriales y uso de productos; agricultura; uso de suelo, cambio de uso de suelo y silvicultura; y desechos.

En ese sentido, el país se comprometió a reducir su vulnerabilidad ante los efectos del cambio climático y sus emisiones de gases de efecto invernadero en un 40% al año 2030 y los sectores se encuentran trabajando en la identificación de medidas que permitan alcanzar esta meta.

La promoción de la reactivación económica, a través del impulso a la implementación de las medidas de adaptación y mitigación orientadas al logro de la NDC, permitirá no solo encaminarnos a una economía resiliente al clima y baja en carbono, sino también dinamizar la actividad de los sectores involucrados, promoviendo que el sector privado oriente sus planes de inversión hacia alternativas sostenibles.

Además, en el contexto de recuperación económica tenemos la oportunidad de impulsar las Soluciones basadas en la Naturaleza, mediante las cuales será posible mantener, gestionar y restaurar nuestros ecosistemas para que sigan proveyendo los servicios esenciales para la vida, incluyendo la neutralización de las emisiones. También debemos emprender una transición energética que progresivamente nos permita lograr que la energía que usamos y producimos sea 100% renovable y limpia, y además facilitar intervenciones que promuevan la economía circular para mejorar la valorización de los residuos, extendiendo el ciclo de vida de los productos, así como la promoción de tecnologías de eficiencia energética y el ahorro de los recursos.

Por otra parte, es importante un mayor involucramiento del sistema financiero que promueva instrumentos como bonos climáticos, sostenibles o verdes, a fin de captar recursos para los actores estatales y no estatales que permitan viabilizar acciones orientadas al logro de las NDC.

En lo que respecta a temas de biodiversidad, también se puede fortalecer el trabajo realizado en las comunidades; tanto en la costa norte, como en la zona andina y amazónica; para impulsar un manejo más sostenible y eficiente de los recursos naturales y para conectarlas con mercados en las zonas urbanas, en coordinación con autoridades locales y otros sectores.

Esta situación ha brindado la oportunidad de contribuir con una reactivación económica verde, considerando que las comunidades cuentan con los incentivos que les permiten continuar con la cadena de pagos de bienes y servicios, contribuyendo con la economía local; y a su vez, estos bienes o servicios adquiridos son utilizados para la implementación de proyectos amigables con la naturaleza.

En el Informe de Desarrollo Humano, el PNUD advierte que, de no corregir la trayectoria de desarrollo a expensas de la naturaleza, el progreso de todos se detendrá. ¿Qué desafíos aún persisten para lograrlo?

La COVID-19 ha puesto en evidencia las consecuencias del maltrato a la naturaleza, y la urgencia de cambiar nuestro estilo de vida. El Perú es un país megadiverso, donde los bienes y servicios de los ecosistemas como nuestro mar, bosques, ecosistemas altoandinos y otros contribuyen en más del 15 % del PBI. Esto es más del doble del promedio mundial.  

En ese sentido, nuestros principales retos implican no solo disminuir nuestros impactos en la naturaleza, sino ponerla en valor y al servicio de la gente. Esto requiere un esfuerzo de todos, desde las propias comunidades que viven en y de los ecosistemas, hasta el Estado en sus tres niveles de gobierno, la empresa privada y la cooperación internacional.  

Así también uno de los retos para asociar la conservación con el desenvolvimiento de la economía en el país, es involucrar al sector privado a fin de lograr la transición a prácticas más sostenibles y además promover las inversiones y proyectos de conservación y recuperación.

Desde el ministerio, se promueve el diseño, la elaboración y la implementación de instrumentos económicos y financieros para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad, los servicios ecosistémicos y la protección del ambiente. Por ello, se está impulsando el diseño e implementación de inversiones en infraestructura natural a través de diversos instrumentos, como el mecanismo de Obras por Impuestos, Mecanismos de Retribución de Servicios Ecosistémicos, entre otros.

En la misma línea, otro aspecto fundamental es el tránsito hacia una economía circular, involucrando a los diversos actores y sectores. Para ello, el MINAM impulsa el desarrollo e implementación de las hojas de ruta de economía circular en sectores productivos priorizados, como industrias, agricultura, y pesca y acuicultura, e identificando oportunidades de circularidad en sectores como construcción, saneamiento, minería, energía y turismo, y avizora la necesidad de generar una visión común y de país para transitar a modelos de producción y consumo más sostenibles, en los que todos los sectores trabajen de manera articulada.

Asimismo, otro esfuerzo liderado por el MINAM es la suscripción del Pacto Peruano por una Economía Circular, el cual tiene la participación de 28 organizaciones del sector público, gremios empresariales, la academia y la cooperación, estableciendo compromisos para hacer efectivo el tránsito hacia una economía circular en el país.

En el último Informe de Desarrollo Humano del PNUD se advierte que, de no corregir esa trayectoria de desarrollo a expensas de la naturaleza, el progreso de todos se detendrá. ¿Qué desafíos aún persisten para afianzar una economía de la mano con la conservación en nuestro país?

La pandemia del COVID-19 ha puesto en evidencia las consecuencias del maltrato a la naturaleza, y la urgencia de cambiar nuestro estilo de vida. El Perú es un país megadiverso, donde los bienes y servicios de los ecosistemas como nuestro mar, bosques, ecosistemas altoandinos y otros se calcula que contribuyen en más del 15 % del PBI. Esto es más del doble del promedio mundial, pero cabría preguntarnos si es suficiente, sobre todo si consideramos todo el potencial que tenemos en nuestra biodiversidad para mejorar la seguridad alimentaria y generar riqueza, especialmente para los sectores rurales más desfavorecidos.

En ese sentido, nuestros principales retos implican no solo disminuir nuestros impactos en la naturaleza, sino ponerla en valor y al servicio de la gente. Esto requiere un esfuerzo de todos, desde las propias comunidades que viven en y de los ecosistemas, hasta el Estado en sus tres niveles de gobierno, la empresa privada y la cooperación internacional.  

Por otro lado, uno de los principales retos o desafíos para asociar la conservación con el desenvolvimiento de la economía en el país, es involucrar al sector privado a fin de lograr la transición de muchas actividades económicas actuales a prácticas más sostenibles, y, además, promover las inversiones y proyectos de conservación y recuperación.

En ese sentido, desde el ministerio, se promueve el diseño, la elaboración y la implementación de instrumentos económicos y financieros para la conservación y uso sostenible de la biodiversidad, los servicios ecosistémicos y la protección del ambiente. Por ello, se está impulsando el diseño e implementación de inversiones en infraestructura natural a través de diversos instrumentos, como el mecanismo de Obras por Impuestos, recursos de la cooperación internacional, Blended finance, “enverdecimiento de fondos”, Mecanismos de Retribución de Servicios Ecosistémicos, entre otros.

Un claro ejemplo de ello es el Protocolo Verde, que busca el acercamiento y el compromiso de instituciones privadas para impulsar el desarrollo de proyectos que prioricen el componente ambiental en sus operaciones y actividades. Este acuerdo se ha suscrito con el sector financiero, con el objetivo de crear un espacio colaborativo entre los sectores público y privado para promover la incorporación de criterios de sostenibilidad en los proyectos e inversiones que se financian desde el sistema bancario.

Con la pandemia, la naturaleza parece estar de regreso en nuestras decisiones, ¿cuál es el potencial de estas soluciones en nuestro país? ¿Qué papel tienen los pueblos indígenas?

Las soluciones basadas en la naturaleza son una enorme oportunidad para el Perú de aprovechar su inmenso patrimonio natural para atender múltiples desafíos sociales de manera equitativa, costo- efectiva y sostenible, pues además de ser una solución frente al cambio climático, atienden de manera simultánea otros desafíos asociados, por ejemplo, la seguridad hídrica, seguridad alimentaria, reducción de riesgo de desastres, entre otros.

En ese contexto, el Perú tiene importantes experiencias de estas soluciones, asociadas al enfoque de Adaptación basada en Ecosistemas (AbE), que además está reconocido como uno de los enfoques en la Ley Marco sobre Cambio Climático. Estas experiencias han generado aprendizaje y resultados con potencial de ser escalados para incrementar las acciones de adaptación y mitigación frente al cambio climático, incluyendo a los pueblos indígenas, y demás actores clave, en el uso de infraestructura ancestral para el manejo de agua como el uso de andenes incaicos.

En relación con las NDC del Perú, 33 medidas son soluciones basadas en la naturaleza (19 de adaptación y 14 de mitigación), lo cual representa aproximadamente el 21 % de las NDC. Ello posiciona al Perú como líder en materia de acción climática con enfoque en estas soluciones, y por lo cual la Comisión Global de Adaptación nos reconoció como país de vanguardia.

Nuestra NDC también considera medidas que buscan incrementar la resiliencia de los pueblos indígenas. Por ejemplo, en las medidas de adaptación del área temática de bosques, tenemos la recuperación de conocimientos y prácticas ancestrales en el uso sostenible de los bienes y servicios de los ecosistemas para adaptarse ante los efectos del cambio climático; y también la implementación de cadenas productivas estratégicas de comunidades campesinas y nativas para reducir los riesgos ante los efectos del cambio climático. Asimismo, destacar que, gracias al fortalecimiento de la institucionalidad y gobernanza de la gestión integral del cambio climático, desde el 2020 se cuenta con la Plataforma de Pueblos Indígenas para enfrentar el Cambio Climático, que reúne a las 7 organizaciones nacionales representativas de los pueblos indígenas u originarios y promueve su participación en la acción climática del país.

Por lo tanto, estas soluciones tienen un enorme potencial en el Perú, tanto para promover un desarrollo humano más inclusivo y sostenible, como para mitigar los impactos del cambio climático, de desastres y de pandemias como la COVID-19. Contamos con ecosistemas saludables en comparación con países más desarrollados, además de un gran potencial en nuestros bosques que cubren casi dos tercios de nuestro territorio. Asimismo, el mar peruano es uno de los más productivos del mundo y nuestros ecosistemas andinos son sabiamente domesticados por los antiguos peruanos para gestionar el agua, los suelos, y la agrobiodiversidad. Invertir en una mejor gestión de estos ecosistemas nos hará más resilientes, más productivos, más prósperos. 

La cooperación internacional es un aliado clave en la lucha contra el cambio climático y ahora en la reactivación, ¿cuál ha sido el valor agregado de trabajar con el PNUD?

El PNUD ha sido un socio estratégico para el MINAM en la implementación de proyectos de cooperación internacional y esto incluye los aspectos asociados con el cambio climático. En ese sentido, los primeros avances en la gestión integral del cambio climático en el país estuvieron asociados a la elaboración de los reportes o comunicaciones nacionales que los países envían a la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático. Así, los proyectos para la elaboración de estos reportes han permitido la generación de información, el fortalecimiento de capacidades en el sector público, y la creación de conciencia para promover la acción climática en nuestro país. 

Gracias a ello, el Perú ha presentado 3 comunicaciones nacionales y 2 informes bienales de actualización ante la comunidad internacional, como muestra del compromiso del país con los esfuerzos globales frente el cambio climático y la implementación del Acuerdo de París.

Así, la alianza estratégica con el PNUD ha permitido implementar proyectos fundamentales para cumplir con nuestro rol de liderar la gestión integral del cambio climático en el Perú. Además, el modelo de intervención utilizado para estos proyectos ha sabido integrarse a la gestión pública y a las prioridades del Estado, logrando que los productos asociados a dichos proyectos contribuyan de manera efectiva en la elaboración e implementación de políticas públicas para el cambio climático.

Asimismo, existen diversos proyectos en marcha, en el marco de iniciativas asociadas al PNUD, que están siendo fundamentales para el cumplimiento de las metas nacionales planteadas en Nuestro Desafío Climático al 2030. Por mencionar algunas están los esfuerzos de articular el financiamiento bajo el paraguas del NDC Partnership y el Climate Promise, a través del NDC Support Programme, lo cual está siendo crucial para avanzar en la implementación de la regulación sobre el cambio climático y buscar reducir emisiones en energía y transporte. Asimismo, programas como el ONU REDD+ y el aporte dentro de la Declaración Conjunta de Intención entre los gobiernos de Perú, Noruega y Alemania, están contribuyendo a reducir nuestras emisiones asociadas a los bosques.

En ese sentido, consideramos que las capacidades adquiridas por el PNUD en estos años de trabajo con el MINAM y siendo una agencia en el territorio nacional, lo convierten en un aliado estratégico para la acción por la adaptación y mitigación del cambio climático en el país. En resumen, el PNUD ha sido uno de nuestros aliados más comprometidos en el cuidado y protección de la naturaleza. Nos han ayudado en operacionalizar políticas, iniciativas y proyectos, contribuyendo a la captación de recursos como los del GEF. Además, sus coordinadores en las regiones cooperan con el diálogo no sólo con las autoridades locales sino también con los pueblos indígenas dada su vasta experiencia.

A menos de un mes para el cambio de gobierno en nuestro país, ¿cuáles deberían ser las prioridades en materia ambiental del próximo gobierno?

En nuestro país existe una disminución de los servicios ecosistémicos, es decir aquello que nos brinda la naturaleza: aire puro, agua limpia, paisajes adecuados, alimento, fauna, entre otros, que sustenta nuestra vida y nuestras actividades económicas.  Por esta pérdida, hay cada vez más enfermedades respiratorias Y gastrointestinales, pero también un deterioro de los servicios que nos brindan los bosques. La deforestación genera el incremento de los gases de efecto invernadero (GEI) y de la vulnerabilidad de los ecosistemas generando esfuerzos, cada vez mayores, para lograr la adaptación a los efectos del cambio climático.

Por ello a través de la Política Nacional del Ambiente se plantea como situación futura deseada al 2030, que el Perú disminuya la fragilidad de sus ecosistemas, conserve su biodiversidad y recupere los servicios ecosistémicos, para contribuir con la mejora en la calidad de vida de las personas. Para lograrlo, los grandes retos del Perú en los próximos años son reducir la pérdida de la biodiversidad y los niveles de deforestación, así como reducir la contaminación del aire, del agua y el suelo, producto de medidas entre las que destaca la gestión adecuada de los residuos sólidos. Es necesario que el Perú trabaje en los próximos años para reducir la vulnerabilidad al cambio climático, que incrementa los efectos de los peligros de origen natural, reducir los gases de efecto invernadero y mejorar la ecoeficiencia de la producción de bienes y servicios, públicos y privados, dejando de lado la economía lineal, que genera muchos residuos, para pasar a una circular, que aprovecha al máximo los recursos.

Todo esto por supuesto no se va a poder lograr sin la mejora de la gobernanza e institucionalidad ambiental, fortaleciendo la participación descentralizada, el fomento la investigación ambiental y la contribución a mejorar el comportamiento ambiental de los ciudadanos. En esa línea, la articulación con todos los actores y sectores es fundamental para posicionar la dimensión ambiental y lograr, por ejemplo, la generación de información de la biodiversidad marina y políticas sobre la gestión de los océanos. Y seguir promoviendo la creación de áreas marinas protegidas, continuando con el proceso de creación de la Reserva Nacional Mar Tropical de Grau.

Asimismo, esta articulación intersectorial nos debe permitir seguir fortaleciendo la lucha contra las actividades ilegales y la deforestación, con los sectores involucrados y a través de las Comisiones multisectoriales creadas para tal fin. En esa línea, consideramos importante la creación de la Comisión Multisectorial para promover la implementación del Plan de Acción del Pacto de Leticia.

Otro proceso crucial en camino es la continuación del canje de deuda por naturaleza del gobierno americano para fortalecer la sostenibilidad financiera del Sistema Nacional de las Áreas Naturales Protegidas del país, y concluir las negociaciones para apalancar 20 millones para bionegocios en la Amazonía peruana.

A nivel institucional, entre los principales procesos en marcha se tiene la actualización de la Estrategia Nacional ante el Cambio Climático al 2050, la elaboración de la Estrategia Nacional de Diversidad Biológica al 2030 como política nacional, la aprobación del reglamento de acceso a recursos genéticos como política multisectorial y el fortalecimiento de las capacidades de los sectores involucrados y, el cumplimiento de los objetivos y funciones en el marco de la adecuación de la ley N°31111, “Ley de  Moratoria”. Asimismo, la aprobación del Plan de Acción Nacional sobre Especies Exóticas Invasoras 2021-2025 es trascendental para frenar la pérdida de especies nativas y la disminución de los hábitats. De otro lado, la modificación del reglamento de la Ley de Mecanismos de Retribución por Servicios Ecosistémicos (Ley N° 30215).

Destacamos como proceso conjunto la definición de la unificación de la brecha de áreas degradadas a nivel nacional en coordinación con el Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre, a fin de evitar una doble contabilidad del indicador vinculado a la recuperación de áreas degradadas y la promoción de la inversión privada.

De este modo, en el marco del bicentenario del Perú, se requiere continuar apostando por una reactivación económica verde con un sentido de urgencia, con soluciones basadas en la naturaleza, incentivando un desarrollo bajo en carbono y la ambición para hacer frente al cambio climático por el bienestar de todas y todos los peruanos.