Un observatorio contra la contaminación en el lago Titicaca

El lago más alto del mundo que comparten Perú y Bolivia contará con una plataforma de monitoreo para alertar sobre la contaminación de sus aguas

15 de Agosto de 2022

 

Foto: Giulianna Camarena / PNUD Perú

 

El lago Titicaca es vida. La Mama Cota cuida, provee y acoge en sus riberas a cientos de comunidades aymaras, quechuas y urus que la rodean. Una figura que merece respeto, agradecimiento y cuidado. No conoce fronteras y abarca 8562 kilómetros cuadrados entre Perú y Bolivia, extendiéndose frente a cordilleras blancas, ciudades y bosques de rocas. 

El lago Titicaca y el resto del sistema hídrico Titicaca — Desaguadero — Poopó — Salar de Coipasa benefician directamente a más 3 millones de personas que viven en las cuencas y dependen del sistema para hacer sus vidas: sustentarse económicamente, construir sus casas, obtener su alimento y practicar su cultura.

Una amplia variedad de peces nativos, aves y anfibios crecen y conviven con habitantes de la cuenca. Especies como la totora han brindado a las poblaciones los materiales necesarios para poder construir un hogar y herramientas, además de tener otros usos como medicina y alimento. Pero la actividad humana no regulada, el impacto de las ciudades y actividades extractivas como la minería, han traído consigo la contaminación, un problema que va creciendo rápidamente.

Los gobiernos de Perú y Bolivia están trabajando con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y en alianza con múltiples actores del sector privado, academia, cooperación internacional y comunidades rurales hacia la descontaminación del Lago Titicaca a través de la iniciativa Gestión Integrada de Recursos Hídricos — Titicaca — Desaguadero — Poopó — Salar de Coipasa (GIRH — TDPS), financiada por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF).

En  2019, se instaló la primera de dos estaciones automáticas que permitirán monitorear y alertar sobre la contaminación química, la acumulación de sedimentos a partir de la entrada de miles de litros de aguas residuales al lago.

A 10 kilómetros lago adentro de la localidad de Puerto Pérez, en Bolivia, flota la estación hidrometeorológica que recoge información de monitoreo. Es la primera de su tipo que se instala en el Titicaca. Existen iniciativas similares en ríos y lagos más pequeños en Europa y Sudamérica, como el lago Vichuquén en Chile, pero en el lago más alto del mundo, es una novedad y una necesidad. Una segunda estación se ha instalado este año en la Bahía Mayor del lago en Puno, en Perú, para medir el impacto de la actividad acuícola en la calidad del agua.

La meta práctica del Observatorio Permanente del Lago Titicaca es apoyar la toma de decisiones de las autoridades vinculadas con la protección de los recursos hídricos, sobre la evaluación del estado, la conservación, la gestión y la restauración de este sector del lago Titicaca.

Su función es anticipar la evolución futura del ecosistema, ya que está entre los más vulnerables por ser tan poco profundo y tan poblado, en función de la combinación de los fuertes impactos del cambio climático y antrópicos: en particular la intensificación de eventos extremos como sequía y lluvias, fuera de época, combinados con el deterioro de los ambientes y las contaminaciones múltiples de origen doméstico, industrial, agrícola y minero.

Técnicos especializados de la Universidad Mayor de San Andrés y del Ministerio de Medio Ambiente y Agua en Bolivia, son los encargados de recoger y procesar la información que la boya envía. Esto permitirá monitorear el comportamiento del agua de manera completa para armar una línea de base de contaminación del lago, para prevenir eventos futuros, un sistema de alerta temprana del deterioro de la calidad del agua que podrá anticipar las proliferaciones de microalgas de fitoplancton que provocan una reducción drástica del oxígeno disuelto en el agua, lo cual puede provocar mortandades masivas de peces, ranas y hasta aves acuáticas.

A partir de esta nueva base de conocimientos actualizados adquiridos de forma permanente y a largo plazo, se puede visualizar la evolución espacio-temporal de la condición del agua e identificar las zonas más vulnerables donde se deberá intervenir para tomar medidas capaces de mitigar la magnitud de estas consecuencias devastadoras para el buen funcionamiento ecológico del lago y las actividades humanas.